Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: Era necesario que la palabra de Dios fuese predicada primero a vosotros; pero ya que la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.
¶Digo pues: ¿Tropezaron acaso para que cayesen? ¡No por cierto! al contrario, por la transgresión de ellos vino la salvación a las naciones, para provocarles a celos a ellos mismos.
¡No por cierto! ¡antes, sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso! según está escrito:Para que seas justificado en tus dichos, y venzas cuando fueres juzgado.
Lo que es bueno pues ¿vino a ser muerte para mí? No tal; sino antes, el pecado, para que fuese manifestado como pecado, obrando muerte en mí por medio de lo que es bueno; para que, por medio del mandamiento, el pecado viniese a ser sobremanera pecaminoso.
¿Qué diremos pues? ¿Es acaso la ley pecado? ¡No se diga nunca! Al contrario, no hubiera yo conocido el pecado, excepto por medio de la ley: pues no hubiera conocido la concupiscencia si la ley no hubiera dicho: No codiciarás.
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros del cuerpo de Cristo? ¿Tomaré pues los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera? ¡No por cierto!
Pero si, mientras procuramos ser justificados en Cristo, nosotros mismos también hemos sido hallados pecadores, ¿Cristo acaso es ministro de pecado? ¡No por cierto!
¿La ley pues está en contra de las promesas de Dios? ¡No por cierto! porque si se hubiera dado una ley capaz de conferir la vida, ciertamente la justicia hubiera sido por ley.
Mas nunca permita Dios que yo me gloríe sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo; por medio de la cual el mundo me ha sido crucificado a mí, y yo al mundo.