¶Aquí tuvieron fin sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron mucho, y palideció mi rostro: pero guardé el asunto en mi corazón.
¿No es éste el carpintero, hijo de María, y hermano de Santiago, y José, y Judas, y Simón? ¿y no están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban en él.
Y él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: ¡Médico, cúrate a ti mismo! todo cuanto hemos oído que has hecho en Capernaum, hazlo también aquí en tu misma patria.