¶Y he aquí que había en Jerusalem un hombre llamado Simeón; y este hombre era justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
¶Había también cierta profetiza, llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; era de grande edad, habiendo vivido con su marido siete años desde su doncellez;
Mas nosotros esperábamos que él era aquel que había de redimir a Israel. Empero, y además de todo esto, éste es el tercer día desde que acontecieron estas cosas.
¶¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual nos ha bendecido en Cristo con toda suerte de bendiciones espirituales, en las regiones celestiales;