Y él bajó con prisa, y le recibió gozoso.
Sales al encuentro del que se regocija en obrar justicia; de los que en tus caminos se acuerdan de ti: mas he aquí que tú estás enojado, por cuanto hemos pecado; en los pecados hemos perseverado de largo tiempo, ¿y podremos acaso ser salvos?
Y cuando llegó Jesús al lugar, mirando hacia arriba, le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy es menester que me hospede en tu casa.
Y al ver esto, todos murmuraban, diciendo: ¡Ha ido a hospedarse con un hombre pecador!
Y fueron a toda pisa, y hallaron a María, y a José, y al niñito acostado en el pesebre.
E hizo Leví un gran banquete en su casa; y había numerosa compañía de publicanos y de otros que se sentaban a la mesa con ellos.
Y cuando fué bautizada, y su casa también, nos rogó, diciendo: Si me habéis juzgado ser fiel al Señor, entrad en mi casa, y morad allí. Y nos obligó.
Y los condujo arriba a la casa, y puso delante de ellos de comer, y se regocijaba grandemente, con toda su casa, habiendo creído en Dios.
Aquellos pues que recibieron su palabra fueron bautizados; y se agregaron a los discípulos en aquel mismo día como tres mil almas.