y leyó en él delante de la plaza que está al frente de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el medio día, delante de los hombres y las mujeres y los niños que tenían inteligencia; y los oídos del pueblo estaban atentos al Libro de la Ley.
Y ACONTECIÓ que en uno de aquellos días, mientras enseñaba al pueblo en el Templo, y predicaba el evangelio, vinieron sobre él los jefes de los sacerdotes, y los escribas, con los ancianos,
Y cierta mujer llamada Lidia, traficante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, mujer religiosa, estaba escuchando: cuyo corazón abrió el Señor, para que atendiese a las cosas dichas por Pablo.