¿por qué, pues, no diste mi dinero al banco, para que en viniendo yo, lo demandara con el logro?
por lo mismo debías haber entregado mi dinero a los cambistas, para que en mi venida yo recibiera lo mío con el logro.
A éste le dice: ¡Por tu misma boca te juzgaré, siervo malvado! ¿Sabías que soy un hombre austero, que tomo lo que no deposité, y siego lo que no sembré?
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas: