Jesús entonces se detuvo, y mandó traerle a sí. Y cuando él se acercó, le preguntó:
Y los que iban delante le reprendían, para que callase; pero él levantaba más el grito: ¡Oh, Hijo de David, ten piedad de mí!
¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: ¡Señor, que yo vea!