¶Y Jesús, tomando aparte a los doce, les dijo: He aquí que vamos subiendo a Jerusalem, y serán cumplidas todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del hombre.
Y después de las sesenta y dos semanas será muerto el Mesías; y no será más suyo el pueblo: y el pueblo de otro príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el Santuario; y su fin será como con avenida de aguas; y hasta el fin de la guerra están decretados asolamientos.
¡Despierta, oh espada, contra mi Pastor, y contra el Varón que es mi socio, dice Jehová de los Ejércitos! ¡hiere al Pastor, y serán dispersadas las ovejas, y yo tornaré mi mano contra los pequeñitos!
¶Desde aquel tiempo comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalem, y padecer muchas cosas de los ancianos, y de los jefes de los sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y al tercer día ser resucitado.
Jesús respondiendo, dijo: Cierto hombre iba bajando de Jerusalem a Jericó, y cayó en manos de ladrones; los cuales le quitaron hasta la ropa, y habiéndole cubierto de heridas, se fueron, dejándole medio muerto.
diciendo: Es menester que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos y los jefes de los sacerdotes y los escribas, y sea muerto, y que resucite al tercer día.