Mas al salir aquel mismo siervo, encontróse con uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y trabando de él, le ahogaba, diciendo: ¡Paga lo que debes!
Y su señor alabó al mayordomo infiel, porque había obrado con cordura : porque los hijos de este siglo son en lo relativo a su propia generación, más cuerdos que los hijos de la luz.