de los hombres con tu mano, oh Jehová! de los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro. Hartan a sus hijos, y dejan el resto a los chiquitos de éstos.
A ti también Dios te destruirá para siempre; trabará de ti, te arrancará también de tu tienda, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Pausa.)
Y sobre todo esto, entre nosotros y vosotros está colocada una sima grande, de modo que los que quisieran pasar de aquí a vosotros, no puedan, ni de allí pueda nadie pasar a nosotros.