¡Alzad vuestros ojos hacia los cielos y contemplad la tierra acá abajo! porque los cielos se desvanecerán como el humo, y la tierra, como un vestido, se gastará, y los que la habitan morirán de igual manera: pero mi salvación durará para siempre, y mi justicia nunca será abolida.
Vendrá empero el día del Señor como ladrón; día en que los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos serán disueltos con ardiente calor; la tierra también y las obras que hay en ella serán abrasadas.
Y limpiará toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; ni habrá más gemido, ni clamor, ni dolor; porque las cosas de antes han pasado ya.