Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o será adicto al uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.
Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca se agota, donde ladrón no llega, ni polilla consume:
Y a vosotros os digo yo: Haced para vosotros amigos por medio de las riquezas de injusticia, para que cuando falleciereis, ellos os reciban en las moradas eternas.
Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta una cosa todavía: Vende todo cuanto tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Escuchad, amados hermanos míos: ¿No ha escogido Dios a los que son pobres en cuanto al mundo, para que sean ricos en fe, y herederos del reino que tiene prometido a los que le aman?
te aconsejo que compres de mí oro acrisolado en el fuego, para que seas rico; y ropas blancas, para que te vistas, y no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y colirio también, a fin de ungirte los ojos, para que veas.