¡Ay de ti, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, raza de malhechores, hijos de vida estragada! ¡han abandonado a Jehová, han despreciado al Santo de Israel, se me han extrañado, se han vuelto atrás!
mas, al contrario, he aquí alegría y regocijo, matanza de bueyes y degüello de ovejas, el comer carne y beber vino: dicen: ¡Comamos y bebamos, porque mañana moriremos!
porque dos males ha hecho mi pueblo: a mí me han dejado, fuente de aguas vivas, labrando a pico para sí aljibes, aljibes rajados, que no pueden retener las aguas.
¡Oh generación perversa, atended al oráculo de Jehová! ¿Por ventura he sido yo un yermo para Israel, o una tierra de densas tinieblas? ¿por qué pues ha dicho mi pueblo: ¡Sacudimos el yugo! ¡no volveremos más a ti!
sufriendo mal como la recompensa del mal hacer; hombres que reputan como una delicia el andar en disoluciones de día: manchas son y borrones, solazándose en sus engaños, mientras banquetean con vosotros;