Dijo, pues, al viñero: He aquí, hace ya tres años que vengo buscando fruto en esta higuera, y no lo hallo: ¡córtala! ¿por qué también inutiliza la tierra?
y clamó a grandes voces, y dijo así: ¡Cortad el árbol, y desmochad sus ramas, sacudid su follaje, y derramad su fruto; váyanse las bestias de debajo de él, y las aves de sus ramas!
¶Y cuando entrareis en la tierra de promisión, y hubiereis plantado todo género de árboles frutales, reputaréis su fruto como incircunciso: por tres años os será como incircunciso; no se comerá.
Si alguno no permaneciere en mí, será echado fuera como un sarmiento, y se secará; y a los tales los recogerán, y los echarán en el fuego, y serán quemados.