¿Quién no quisiera temerte a ti, oh Rey de las naciones? ¡porque a ti te corresponde el temor; ya que entre todos los sabios de las naciones, y en toda su dignidad real, ninguno hay comparable a ti!
a causa de los Caldeos; porque tuvieron temor de ellos; por cuanto Ismael hijo de Netanías había muerto a Gedalías hijo de Ahicam, a quien el rey de Babilonia había hecho gobernador en la tierra.
¿No me temeréis a mí? dice Jehová; ¿no temblaréis delante de mí, que pongo la arena como límite a la mar, por estatuto perpetuo que ella no puede traspasar? y aunque se agiten sus ondas, no pueden prevalecer; y por grande que sea su conmoción, no lo podrán traspasar.
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero al alma no la pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir así el alma como el cuerpo en el infierno.
Mas yo os digo, que todo aquel que se aira sin causa contra su hermano, quedará expuesto al juicio; y el que dijere a su hermano ¡Imbécil! quedará expuesto al concilio; y el que le dijere: ¡Insensato! quedará expuesto al fuego del infierno.
que nadie se propase de lo que es justo, y defraude a su hermano en los negocios; por cuanto el Señor es vengador con respecto a todas las tales cosas; así como también os hemos amonestado y protestado anteriormente.
Porque si Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que precipitándolos al infierno, los encerró en abismos de tinieblas, siendo guardados así para el juicio;
y dice a gran voz: ¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio; y adorad al que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!
¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? porque tú solo eres santo: porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti; porque tus actos de justicia han sido manifestados.