Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de Adam que se esfuerza en ello, es decir, que guarda el día del descanso para no profanarlo, y que retrae su mano de hacer todo mal.
¡Bienaventurados aquellos siervos, a quienes su señor, cuando viniere, los hallare velando! en verdad os digo, que él mismo se ceñirá, y haciendo que ellos se sienten a la mesa, se llegará y les servirá.