El espíritu inmundo, cuando ha salido de una persona, anda por lugares sin aguas, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me volveré a mi casa de donde salí.
¡OH Dios, Dios mío eres tú! ¡de madrugada te buscaré! ¡mi alma tiene sed de ti; mi carne suspira por ti, en tierra seca y sedienta, donde no hay aguas;
Y el espejismo se convertirá en laguna verdadera, y la tierra sedienta en manaderos de aguas; en la habitación de chacales, donde éstos se duermen, habrá criadero de cañas y de juncos.
porque derramaré aguas sobre la tierra sedienta, y corrientes sobre el sequedal: derramaré mi Espíritu sobre tu linaje, y mi bendición sobre tu descendencia;
Mas cuando vió Jesús que el pueblo se agolpaba corriendo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: ¡Espíritu mudo y sordo, yo te mando que salgas de él, y no entres más en él!
en que anduvisteis en un tiempo, conforme al uso de este siglo, conforme al príncipe de la potestad del aire, espíritu que ahora obra en los hijos de la desobediencia: