¶Y Eliseo se volvió a Gilgal. Había entonces hambre en el país; y estando los hijos de los profetas sentados delante de él, dijo a su criado: Pon la olla grande, y cuece potaje para los hijos de los profetas.
Y salieron las gentes a ver lo que había acontecido: y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, a los pies de Jesús, sentado, vestido, y en su juicio cabal; y tuvieron temor.
Entonces María, tomando una libra de ungüento de nardo puro, muy precioso, ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos: y se llenó la casa del olor del ungüento.
Yo soy judío, nacido en Tarso, en Cilicia, pero educado en esta ciudad, a los pies de Gamaliel, instruído por él conforme a lo más riguroso de la ley de nuestros padres, siendo celoso por Dios, así como vosotros lo sois el día de hoy.