Y su fama se extendió por toda la Siria; y traíanle todos los que estaban enfermos, atacados por diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y los lunáticos, y los paralíticos; y él los sanaba.
DESPUÉS de estas cosas, el Señor designó otros setenta, y los envió de dos en dos delante de su rostro, a toda ciudad y lugar adonde él mismo había de ir.