¶Esto empero, los primogénitos de los animales que por primogenitura son de Jehová, nadie los podrá santificar; sea ganado vacuno o sea ovejuno, son ya de Jehová.
Levantáronse pues en el crepúsculo vespertino, para irse al campamento de los Siros; y al llegar a un extremo del campamento de los Siros, ¡he aquí que no había allí ninguno!
y que traeríamos a la Casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la Casa de nuestro Dios, el rescate de los primogénitos de nuestros hijos, y de nuestras bestias no limpias, conforme a lo escrito en la ley, así como los primerizos de nuestras vacadas y de nuestros rebaños:
Y si fuere bestia doméstica inmunda, y él la quisiere redimir según tu avalúo, añada la quinta parte sobre ese valor; mas si no se redimiere, sea vendida conforme a tu valuación.
Mas los primerizos del ganado vacuno, o de las ovejas, o de las cabras, no podrás redimir; santos son; la sangre de ellos has de rociar sobre mi altar, y harás consumir sus sebos como ofrendas encendidas de olor grato a Jehová:
Porque todos los primogénitos son míos: pues en el día que herí a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí todos los primogénitos de Israel, así de hombres como de bestias; míos serán. Yo Jehová.
¶Todo primerizo, siendo macho, que naciere en tu vacada y en tu rebaño, le santificarás a Jehová tu Dios; no trabajarás con el primer nacido de tu vaca, ni esquilarás el primer nacido de tus ovejas: