ENTONCES Elías tesbita, que era de los habitantes de Galaad, dijo a Acab: ¡Vive Jehová, el Dios de Israel, delante de quien yo estoy en pie, cual siervo suyo, que no habrá en estos años ni rocío ni lluvia, sino conforme a mi palabra!
Y Jehová dará la lluvia para tu sementera, con lo cual sembrarás los campos; y dará pan, del producto de la tierra, el cual será rico y nutritivo; y pacerán tus ganados en aquel día en pastos espaciosos.
y la convertiré en una desolación: no será podada ni labrada, y subirán las zarzas y los espinos; y a las nubes impondré mandato que no lluevan gota sobre ella.
¿Habrá acaso entre las vanidades de los paganos quien haga llover? ¿o pueden los cielos mismos dar aguaceros? ¿no eres tú más bien, oh Jehová, Dios nuestro? Esperaremos pues en ti, porque tú haces todas estas cosas.
No temáis vosotras, oh bestias del campo; porque reverdecen ya los pastos del desierto; porque el árbol lleva su fruto, y la higuera y la vid dan su producto.
Porque habrá siembra de paz; la vid dará su fruto, y la tierra dará su producto, y los cielos darán su rocío; y haré que el resto de este pueblo posea todas estas cosas.
de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; pues él hace que su sol se levante sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.
aunque no ha dejado de dar testimonio respecto de sí mismo, haciendo beneficios a todos, y dándoos lluvias desde el cielo, y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de mantenimiento y de alegría.
¶Y sucederá que, si oyereis atentamente mis mandamientos que os ordeno hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,
Abrirá Jehová para ti su buen tesoro, los cielos, para dar la lluvia de tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda empresa de tu mano; de modo que prestarás a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado.
¶Vosotros pues, oh hermanos, tened paciencia, hasta el advenimiento del Señor. He aquí, el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
Éstos tienen la potestad de cerrar el cielo, para que no llueva durante los días que ellos profeticen; y tienen potestad sobre las aguas, para tornarlas en sangre, y para herir la tierra con toda suerte de plaga, todas las veces que ellos quieran.