Así trajeron los hijos de Israel una ofrenda voluntaria a Jehová, es decir, todo hombre y toda mujer cuyo corazón los impulsó a que trajesen algo para toda la obra que Jehová, por conducto de Moisés, había mandado hacer.
Ciego, o estropeado, o herido, o llagado, o sarnoso, o roñoso no habéis de presentar ante Jehová; ni habéis de poner ofrendas encendidas de los tales sobre el altar de Jehová.
Y si ofrecéis en sacrificio animal ciego, ¿no es malo? y si ofrecéis animal cojo o enfermo, ¿no es malo? ¡Preséntalo a tu gobernador! ¿por ventura se agradará de ti, o aceptará tu persona? dice Jehová de los Ejércitos.
NO ofrecerás en sacrificio a Jehová tu Dios animal vacuno u ovejuno que tenga tacha o cualquier defecto; porque abominación es eso para Jehová tu Dios.