Le santificarás, pues, oh Israel, por lo mismo que él es quien presenta el pan de tu Dios: por tanto le tendrás por santo; porque santo soy yo, Jehová, que os santifico.
Santos han de ser a su Dios, y no han de profanar el nombre de su Dios; porque ellos son los que presentan las ofrendas encendidas de Jehová, el pan de su Dios; por esto han de ser santos.
Manda a los hijos de Israel, y diles: Cuidaréis de presentar mis oblaciones en sus tiempos señalados, el pábulo de mis ofrendas encendidas, de olor grato.
¿de cuánto más severo castigo, pensáis, que será tenido por digno aquel que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha estimado como inmunda la sangre del pacto con que había sido consagrado al servicio de Dios, y ha hecho ultraje al Espíritu de gracia?