Y el hijo de tierra extraña que se ha unido a Jehová, no hable, diciendo: ¡Jehová me separa totalmente de su pueblo! ni diga el eunuco: ¡He aquí que yo soy un árbol seco!
Ciego, o estropeado, o herido, o llagado, o sarnoso, o roñoso no habéis de presentar ante Jehová; ni habéis de poner ofrendas encendidas de los tales sobre el altar de Jehová.