Entonces él llamó apresuradamente al mancebo su paje de armas, y le dijo: Saca tu espada y mátame, porque no digan de mí: Una mujer le mató. Traspasóle pues el mancebo, de modo que murió.
Púseme pues sobre él y le maté; porque conocía que no podía vivir, después de caído. Y tomé la diadema que tenía sobre su cabeza, y el brazalete que tenía en su brazo, y los he traído acá a mi señor.
Entonces dijo Saúl a su paje de armas: Saca tu espada, y traspásame con ella; no sea que vengan estos incircuncisos, y sacien su venganza en mí. Mas no quiso su paje de arias; porque tuvo gran temor: por lo cual tomó Saúl su espada, y cayó sobre ella.
A lo que ella dijo: De seguro iré yo contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que vas a emprender; porque en mano de una mujer venderá Jehová a Sísara. Levantóse pues Débora y fué con Barac a Cades de Galilea.
Y los hombres de la guarnición respondieron a Jonatán y a su escudero, diciendo: ¡Subid a donde estamos nosotros, y os mostraremos una cosa! Dijo pues Jonatán a su paje de armas: ¡Sube en pos de mí, que los ha entregado Jehová en manos de Israel!
Por lo cual dijo Saúl al pueblo que estaba con él: Pasad revista, y ved quién ha salido de entre nosotros. Pasaron revista pues, y he aquí que faltaban Jonatán y su paje de armas.
A lo que respondió su paje de armas: Haz cuanto tuvieres en tu corazón; vuelve a dondequiera; pues he aquí que yo estoy contigo, conforme a tu corazón.