Sus saetas están aguzadas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos son reputados por pedernal, y las ruedas de sus carros son como el torbellino.
Al ruido de las patadas de sus fuertes corceles, al estruendo tumultuoso de sus carros de guerra, al rugido sordo de sus ruedas, los padres no vuelven ya la cara hacia sus hijos, por debilidad de manos;
a causa del día que viene para despojar a todos los Filisteos; para cortar de Tiro y de Sidón el postrer ayudador que les queda. Porque Jehová va a despojar a los Filisteos, débil resto, procedente de la isla de Caftor.
Desde Dan se siente el resoplido de sus caballos: al estruendo de los relinchos de sus fuertes corceles, se estremece la tierra. Llegó ya el enemigo, y ha devorado la tierra y cuanto contiene, la ciudad y los que en ella habitan.
¡Levántate y trilla, oh hija de Sión! porque haré tus cuernos como de hierro, y tus uñas las haré de bronce; y desmenuzarás a muchos pueblos; y consagrarás a Jehová sus despojos, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.