¿Qué hemos de hacer a fin de conseguir mujeres para los que han quedado, puesto que nosotros hemos jurado por Jehová no darles de nuestras hijas por mujeres?
Nosotros empero no podemos darles mujeres de nuestras hijas: por cuanto habían jurado los hijos de Israel, diciendo: ¡Maldito aquel que diere mujer a benjamita!
Y será que cuando vinieren a nosotros los padres de ellas, o sus hermanos, para demandárnoslas en juicio, les diremos: Hacednos la merced de concederlas a nosotros; pues que no tomamos para cada cual su mujer en la guerra: pues no se las disteis vosotros, para que ahora tuvieseis pecado.
Decían pues: ¿Quién hay de entre todas las tribus de Israel que no haya subido a Jehová en Mizpa? Y he aquí que no había venido al campamento, a la Asamblea, hombre alguno de parte de Jabés-galaad.
El pueblo empero dijo a Saúl: ¿Conque Jonatán ha de morir, el que ha obrado esta tan grande salvación en Israel? ¡No lo permita Dios! ¡Vive Jehová, que no caerá a tierra ni un cabello de su cabeza, pues con Dios ha obrado hoy! Rescató pues el pueblo a Jonatán, de manera que no murió.