Díjole pues Mica: Quédate conmigo, y séme padre y sacerdote, y yo te daré diez siclos de plata al año, y el ordinario de vestidos, y tu vitualla. Con lo cual el levita entró.
Y este hombre partió de aquella ciudad, de Bet-lehem de Judá, para morar dondequiera que hallase lugar; y prosiguiendo su viaje, llegó a la serranía de Efraim, a casa de Mica.