y hallo una cosa más amarga que la muerte; es a saber, la mujer cuyo corazón no es más que lazos y redes, y cuyas manos son prisiones. Aquel que es bueno delante de Dios escapará de ella; pero el pecador será de ella prendido.
Y le respondió Samsón: Si me ataren con siete cuerdas de arco frescas, que aún no se hayan secado, seré débil y vendré a ser como cualquiera de los hombres.
Y tenía de emboscada gente sentada en la alcoba. Le dijo pues: ¡Samsón, los Filisteos te acometen! Y él rompió las cuerdas, como quien rompe un hilo de estopa cuando siente el fuego: de manera que no fué descubierto el secreto de su poder.