tomad mujeres y engendrad hijos e hijas; y tomad mujeres para vuestros hijos, y dad vuestras hijas a maridos, para que críen hijos e hijas; y multiplicaos allá y no os dejéis disminuir.
Y decían entre sí los hombres de Israel: ¿Habéis visto a ese hombre que viene subiendo acá? ¡pues sube para desafiar a Israel: y será que al hombre que le matare le enriquecerá el rey con grandes riquezas, y le dará su hija por mujer, y a la casa de su padre la hará libre de impuestos en Israel!
Y hablaron los siervos de Saúl al oído de David estas palabras. A lo cual respondió David: ¿Acaso es cosa liviana en vuestro parecer ser yerno del rey, mayormente siendo yo un hombre pobre, y de ninguna estimación?