Mas los judíos no creyeron respecto de él, que había sido ciego, y había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,
Y le conocían que era el mismo que solía estar sentado a la limosna, a la puerta, la Hermosa, del Templo; y se quedaron llenos de admiración, y atónitos, a causa de lo que había acontecido.