Y ellos, cuando oyeron esto, salieron uno por uno, comenzando desde los mayores, hasta los postreros. Y Jesús fué dejado solo, y la mujer que se estaba de pie en medio.
Entonces ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo que ver contigo, oh varón de Dios? ¿has venido a mí para renovar la memoria de mi pecado, y para hacer morir a mi hijo?
Dijo además el rey a Simei: Tú sabes toda la maldad, (conociéndolo tu mismo corazón), que hiciste para con David mi padre. Jehová pues hace volver tu maldad sobre tu propia cabeza;
¡Sean avergonzados y abochornados a una los que buscan mi alma para destruirla! ¡sean vueltos atrás y queden llenos de confusión los que mi mal desean!
Estas cosas has hecho, y yo he guardado silencio: pensabas por eso que de cierto seria yo tal como tú: pero te reprenderé, y pondré en orden tus delitos delante de tus ojos.
los cuales muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, su conciencia dando testimonio juntamente con ella, y sus razonamientos, uno con otro, ora acusando o excusándolos;)