¡No os acobardéis, ni tengáis miedo! ¿acaso desde la antigüedad no te lo hice saber yo, y te lo declaré? Vosotros pues sois mis testigos: ¿habrá Dios fuera de mí? No, ni hay Roca alguna; yo no la conozco.
Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos es dado: y el dominio estará sobre su hombro; y se le darán por nombres suyos: Maravilloso, Consejero, Poderoso Dios, Padre del siglo eterno, Príncipe de Paz.
Mas tú, Bet-lehem Efrata, demasiado pequeña para estar entre los miles de Judá, de ti saldrá para mí aquel que ha de ser Caudillo en Israel, cuya procedencia es de antiguo tiempo, desde los días de la eternidad.
¡Padre! yo quiero que aquellos también que me has dado, estén conmigo en donde yo estoy, para que vean mi gloria, que tú me has dado: porque me amaste antes de la fundación del mundo.
Jesús, entonces, les dijo: Cuando hayáis levantado en alto al Hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que no hago nada de mí mismo, mas digo estas cosas, según me enseñó el Padre.
que decía: Lo que tú ves, escríbelo en un libro, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, y a Esmirna, y a Pérgamo y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia y a Laodicea.