Yo empero no busco mi gloria; hay quien la busque, y juzgue.
Gloria por parte de los hombres no recibo.
No penséis que os acusaré yo ante el Padre: vuestro acusador es Moisés, aquel en quien tenéis puesta vuestra esperanza.
Quien de parte de sí mismo habla, busca su propia gloria; mas el que busca la gloria de aquel que le envió, éste es veraz, y no hay injusticia en él.
Jesús respondió: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria es nada; es mi Padre el que me glorifica; el mismo que decís que es vuestro Dios.