Les dijo Jesús: Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais a mi; porque yo procedí y he venido de Dios: porque no vine de mí mismo, sino que él me envió.
El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor: pues si yo soy Padre, ¿dónde está mi honra? y si soy Señor, ¿dónde está el temor que se me debe? dice Jehová de los Ejércitos a vosotros, oh sacerdotes que despreciáis mi Nombre. Y decís: ¿En qué hemos despreciado tu Nombre?
porque las palabras que tú me diste, se las he dado yo a ellos; y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que de contigo salí yo, y han creído que tú me enviaste.
Jesús respondió y les dijo: Aunque doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es digno de fe; porque sé de donde vine, y a donde voy; vosotros empero no sabéis de dónde vine, ni adonde voy.
Sabemos empero que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento, para que conozcamos a aquel que es verdadero; y nosotros estamos en el que es verdadero, es decir, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y la vida eterna.