Entonces los judíos decían entre sí: ¿A dónde irá este hombre, para que no le podamos hallar? ¿Irá por ventura a los dispersados entre los gentiles, y enseñará a los gentiles?
Los judíos, pues, le dijeron: Ahora sabemos que tienes demonio. Abraham es muerto, y los profetas; y tú dices: Si alguno guardare mi palabra, no probará jamás la muerte.