Moisés os ha dado la circuncisión (no que sea de Moisés, sino de los padres), y vosotros aun en día de sábado circuncidáis al hombre.
Y circuncidó Abraham a Isaac su hijo a los ocho días, como le había mandado Dios.
Y al octavo día será circuncidado el niño en la carne de su prepucio:
Y dióle el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob; y Jacob a los doce patriarcas.
Esto pues es lo que digo: Que un pacto, confirmado de antemano por Dios, la ley, que vino cuatrocientos treinta años más tarde, no puede anularlo, de manera que haga sin efecto la promesa.