Díjoles Jesús: Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca jamás tendrá sed.
No tendrán hambre, ni tendrán sed, y no los herirá calor ni sol; porque Aquel que tiene de ellos compasión, los conducirá, y junto a los manaderos de aguas los guiará.
¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados ahora! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que reís ahora! porque os lamentaréis y lloraréis.
Dícele la mujer: ¡Señor, dame a mí esta agua, para que yo no tenga sed, ni venga hasta aquí a sacarla!
y no quereis venir a mí para que tengáis vida.
Todo cuanto me da el Padre, a mí vendrá; y al que viene a mí, de ninguna manera le desecharé.
¶Por tanto los judíos murmuraban de él, porque dijo: Yo soy el pan que descendió del cielo.
Y dijo: Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí, a menos que le sea dado por mi Padre.
¶Y el Espíritu y la esposa dicen ¡Ven! y el que oye, diga: ¡Ven! y el que tiene sed, ¡venga! ¡y el que quiera, tome del agua de la vida, de balde!
Ya no tendrán más hambre, ni tendrán ya más sed; ni los herirá el sol, ni calor alguno: