Yo he venido en el nombre de mi Padre, y no me recibís: si otro viniere en su propio nombre, a éste sí recibiréis.
De esta suerte repetiste la execrable lascivia de tu mocedad, cuando estrujaban los Egipcios tus tetas, a causa de los pechos de tu mocedad.
porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán grandes señales y prodigios, de tal manera que extravíen, si posible fuera, aun a los escogidos.
Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y extraviarán a muchos.
Jesús les respondió: Ya os lo he dicho, y no creísteis: las obras que hago en el nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mi.
¡Padre, glorifica tu nombre! Entonces vino una voz del cielo, que decía: Ya lo he glorificado, y otra vez lo glorificaré.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en él, no perezca, mas tenga vida eterna.
Mas yo os conozco, y sé que no tenéis el amor de Dios en vosotros.
Porque descendí del cielo no para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad de aquel que me envió.
¿No eres pues aquel egipcio que antes de estos días hizo un motín, y llevó al desierto aquellos cuatro mil hombres de los asesinos?