Le dice Jesús: Véte; tu hijo vive. Creyó el hombre la palabra que le dijo Jesús, y se fué.
Pues que la orza de harina no vino a menos, ni menguó la alcuza de aceite, conforme a la palabra que habló Jehová por conducto de Elías.
Entonces dijo Jesús al centurión: Véte, y según creíste, sea hecho contigo. Y su criado quedó sano en aquella misma hora.
Y cuando los vió, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y sucedió que mientras iban, fueron limpiados.
Le dice Jesús: ¿No te dije yo que si creyeras, verías la gloria de Dios?
Dícele el cortesano: ¡Señor, baja presto, antes que muera mi hijo!
Y mientras iba bajando, sus siervos le encontraron, y le avisaron, diciendo: ¡Tu hijo vive!
considerando que aun de entre los muertos podía Dios resucitarle: de donde también le volvió a recibir en parábola.