Entonces los que sean sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que hayan vuelto a justicia a muchos, como las estrellas para siempre y eternamente.
Y todo aquel que dejare casas, ohermanos, o hermanas, o padre, o madre, omujer, o hijos, o tierras, por causa de mi nombre, recibirá cien veces tanto, y heredará la vida eterna.
mas el que bebiere del agua que yo le daré, nunca jamás tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua, que brote para vida eterna.
En verdad, en verdad os digo, que quien oye mi palabra, y cree a aquel que me envió, tiene vida eterna, y no entra en condenación, sino que ha pasado ya de muerte a vida.
Y no quiero que ignoréis, hermanos, que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (y hasta ahora he sido estorbado) para que tenga algún fruto entre vosotros también, así como entre los demás gentiles.
Mas ahora, habiendo sido libertados del pecado, y habiendo venido a ser siervos de Dios, tenéis vuestro fruto para santificación, y al fin, vida eterna.
¿Cuál es pues mi galardón? Esto, que predicando el evangelio, pongo el evangelio de Cristo sin cargo, de modo que no use hasta lo sumo de mi derecho en el evangelio.
Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o regocijo, o corona en que nos gloriamos? ¿no lo sois vosotros mismos, delante de nuestro Señor Jesucristo al tiempo de su advenimiento?