Y dijo: No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada; pues ahora conozco que tú temes a Dios, ya que no me has negado a tu hijo, tu hijo único.
Y dijo: Toma a tu hijo, a Isaac, tu hijo único, a quién amas, y véte a tierra de Moría, y ofrécele allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos es dado: y el dominio estará sobre su hombro; y se le darán por nombres suyos: Maravilloso, Consejero, Poderoso Dios, Padre del siglo eterno, Príncipe de Paz.
Pues si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo, mucho más, siendo reconciliados, seremos salvados por su vida:
El que ni aun a su propio Hijo perdonó, sino que le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos ha de dar también de pura gracia, todas las cosas juntamente con él?
mas vemos a Jesús coronado de gloria y honra, a causa de la pasión de la muerte; es decir, a aquel que por un poco fué hecho inferior a los ángeles, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
¡MIRAD, qué manera de amor nos ha dado el Padre, para que seamos nosotros llamados hijos de Dios! y así en efecto lo somos. Por eso el mundo no nos conoce a nosotros, por cuanto a él no le conoció.
y de Jesucristo, que es el fiel testigo, el primogénito de entre los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. A Aquel que nos ama, y nos ha lavado de nuestros pecados en su misma sangre,