Trató también de los árboles, desde el cedro que está en el Líbano hasta el hisopo que brota de la pared: disertó asimismo de las bestias, y de las aves, y de los reptiles, y de los peces.
Y tomaréis un manojo de hisopo, y lo mojaréis en la sangre que habréis recogido en un tazón, y heriréis el dintel y los dos postes de la puerta con la sangre que estará en el tazón: y no salga ninguno de vosotros de la puerta de su casa hasta la mañana.
y un hombre limpio tomará un hisopo, y mojándolo en el agua, la rociará sobre la tienda, y sobre todos sus muebles, y sobre todas las personas que estuvieren allí; y sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o al hombre muerto, o al difunto, o la sepultura.
Y corriendo uno de ellos, empapó una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le daba a beber, diciendo: ¡Dejad, veamos si vendrá Elías para bajarle!