Sea notorio al rey que los Judíos que han subido de ti a nosotros, han entrado en Jerusalem, y están edificando aquella ciudad rebelde y mala, y van ya acabando los muros y juntando los cimientos.
Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, diciendo: ¿Qué están haciendo esos débiles judíos? ¿se les ha de permitir? ¿querrán sacrificar? ¿acabarán en un solo día? ¿resucitarán las piedras de los montones de escombros, después de quemadas?
¶En seguida condujeron a Jesús desde Caifás al Pretorio: era temprano; y ellos no entraron dentro del Pretorio, por no contaminarse, sino que pudiesen comer la pascua.
Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, entonces pelearían mis servidores para que yo no fuese entregado a los judíos: ahora empero mi reino no es de aquí.
Jesús le respondió: No tendrías potestad alguna contra mí, si no te hubiera sido dada de arriba: por esto el que me ha entregado a ti, tiene mayor pecado.
Cuando, pues, le vieron los jefes de los sacerdotes y los alguaciles, alzaron el grito, diciendo: ¡Crucifícale! ¡crucifícale! Pilato les dice: ¡Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo en él crimen alguno!
donde hallé que fué acusado solamente respecto de cuestiones de su ley, pero que no tenía contra sí acusación de nada que fuese digno de muerte o de prisiones.
El Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a, quien vosotros entregasteis, y negasteis delante de la presencia de Pilato, habiendo éste decidido soltarle.