Simón Pedro, entonces, teniendo una espada, la sacó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha: el nombre del siervo era Malco.
Y le dice Jesús: En verdad te digo, que tú, hoy, esta noche, antes que cante el gallo dos veces, me negarás tres veces.
Mas uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, y le quitó la oreja.
A lo que dijo él: Señor, dispuesto estoy para ir contigo a la cárcel, y a la muerte.
Dijo uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel cuya oreja Pedro había cortado: ¿No te ví yo en el huerto con él?