Y ya no estoy en el mundo, mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. ¡Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que ellos sean uno, así como nosotros lo somos!
como el fuego prende el matorral y el fuego hace hervir el agua; para dar a conocer a tus enemigos tu Nombre, para que tiemblen las naciones a tu presencia!
¡Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, obra, oh Jehová, por causa de tu mismo nombre; pues que se han multiplicado nuestras recaídas; hemos pecado contra ti!
Y conoceréis que yo soy Jehová, cuando haya acabado de obrar con vosotros a causa de mi Nombre; no conforme a vuestros caminos malos, ni conforme a vuestras obras corrompidas, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.
Pero yo obré a causa de mi Nombre, para que no fuese profanado a la vista de las naciones en medio de quienes estaban; a vista de las cuales me hice conocer, sacándolos de la tierra de Egipto.
Y ANTES de la fiesta de la Pascua, conociendo Jesús que había llegado su hora para salir de este mundo, e ir al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
yo en ellos, y tú en mí, para que ellos sean hechos perfectos en la unidad; para que conozca el mundo que tú me enviaste, y que los has amado a ellos, así como me has amado a mí.
a quien es necesario que el cielo reciba, hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de la cual habló Dios por boca de sus santos profetas, que ha habido desde la antigüedad.
Porque dice la Escritura a Faraón: Para esto mismo yo te levanté, para que manifestara en ti mi poder, y para que fuese publicado mi nombre por toda la tierra.
¶Os ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya divisiones entre vosotros; sino que estéis perfectamente unidos en un mismo pensar y en un mismo sentir.
El cual, siendo la refulgencia de su gloria, y la exacta expresión de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su poder, cuando hubo hecho la purificación de nuestros pecados, sentóse a la diestra de la Majestad en las alturas,
Porque no entró Cristo en un lugar santo hecho de mano, que es una mera representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros.
¡Almas adúlteras! ¿no sabéis acaso que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Aquel pues que quisiere ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios.
¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? porque tú solo eres santo: porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti; porque tus actos de justicia han sido manifestados.
Y los cuatro seres vivientes, teniendo cada uno de ellos seis alas, están llenos de ojos alrededor y por dentro; y no cesan día ni noche de decir: ¡Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el cual era, y el cual es, y el cual ha de ser!