¶En aquel tiempo, Jesús respondiendo, dijo: ¡Gracias te doy, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños!
Todavía hablaba él, cuando, he aquí, una nube de luz que les cubrió; y he aquí una voz salía de la nube que decía: ¡Éste es mi amado Hijo, en quien tengo mi complacencia! ¡oídle a él!
y descendió sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como paloma; y hubo una voz, procedente del cielo , que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti hallo mi complacencia.
Empero Jesús, al oír esto, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para gloria de Dios, para que sea glorificado el Hijo de Dios por medio de ella.
a fin de que ahora por medio de la Iglesia, sea dado a conocer a las potestades y a las autoridades en las regiones celestiales, la multiforme sabiduría de Dios,
porque recibió de parte de Dios Padre honra y gloria, cuando una voz descendió a él desde la magnífica gloria, diciendo: Éste es mi amado Hijo, en quien tengo mi complacencia.