Haya aunque sea un puñado de grano en la tierra, sobre las cumbres de las montañas, hará estruendo su fruto como los cedros del Líbano, y desde la ciudad florecerán los justos como la hierba de la tierra.
El trigo de pan se machaca con el trillo: empero no para siempre lo seguirá trillando; y aunque lo esparza con la rueda de su carro, sin embargo no lo machaca con sus corceles.