Entonces los judíos que estaban con ella en la casa, y la consolaban, viendo que María se levantó prestamente y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro, para llorar allí.
para que todos ellos sean uno; así como tú, oh Padre, eres en mí, y yo en ti, para que ellos también sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
porque las palabras que tú me diste, se las he dado yo a ellos; y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que de contigo salí yo, y han creído que tú me enviaste.
Les dijo Jesús: Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais a mi; porque yo procedí y he venido de Dios: porque no vine de mí mismo, sino que él me envió.
Pues lo que no pudo la ley, según estaba debilitada por medio de la carne, lo hizo Dios, el cual, envió a su Hijo en semejanza de nuestra carne pecaminosa, y como ofrenda por el pecado, condenó el pecado en la carne de él:
El cual Jesús, en los días de su carne, ofreció oraciones y también súplicas, con vehemente clamor y lágrimas, a aquel que era poderoso para librarle de la muerte; y fué oído y librado de su temor.