Y le apareció Jehová aquella noche, y dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque contigo soy yo, y te bendeciré, y multiplicaré tu simiente por causa de Abraham mi siervo.
Y aconteció que desde el tiempo en que le dió cargo de su casa, y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del Egipcio por causa de José: de manera que la bendición de Jehová estaba en todo lo que él tenía, tanto en casa como en el campo.
Así dice Jehová: Como cuando se halla el mosto en un racimo bueno, se dice: ¡No lo destruyas, porque hay bendición en él! así haré yo, a causa de mis siervos, no destruyéndolos a todos:
Empero Jesús, al oír esto, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para gloria de Dios, para que sea glorificado el Hijo de Dios por medio de ella.
Porque todo lo que sufrimos es por vuestra causa; para que la gracia concedida, siendo multiplicada por la participación de muchos, haga redundar acciones de gracias para gloria de Dios.